Introducción

El agua no sólo es el lugar donde surgió la vida, sino que es su pilar fundamental, ya que, sin ella, ningún ser vivo podría existir. El agua no es solo para beber, es un elemento fundamental de los ecosistemas y, a su vez, es generador de estos, un balance correcto de agua en el organismo es fundamental para que todos los procesos fisiológicos se desarrollen normalmente. 
Si bien el agua representa más del 70% de la superficie del planeta, esta supuesta abundancia del recurso no es tal: el 97,5% del total es agua salada, mientras que sólo el 2,5% restante es agua dulce, de ésta casi 8 de cada 10 litros no está disponible por encontrarse en forma de hielo, y, del resto, el 20% se encuentra en acuíferos de difícil acceso por su nivel de profundidad. Sólo el 1% restante es agua dulce de fácil acceso por ser superficial, es decir, el 0,025%.